|
|
Esta semana ocurrió un debate inusual en las redes sociales, y en la opinión publica colombiana, por cuenta de la aerolínea Avianca, otrora compañía nacional de aviación orgullo de un país, la cual paso a manos extranjeras siendo radicada en las famosas cuentas offshore, o paraísos fiscales, en Panamá. El debate se centró en la solicitud de ayuda que hizo esta compañía al gobierno nacional con el fin de apalancar su operación, ya que es uno de los sectores más golpeados por cuenta del Covid-19.
Sin embargo, la indignación ante esta solicitud por parte de diversos sectores de la sociedad colombiana fue contundente, quienes expusieron razones tan valederas como el rechazo a cualquier compañía que pertenezca a paraísos fiscales, hasta la insolidaridad mostrada en diversos eventos de la vida nacional cuando se requería su aporte social en materia de transporte. Casos como el derrumbe en la vía a Villavicencio, o la dificultad en la movilización a la ciudad de Pasto, hicieron desfilar denuncias de abusos cometidos con precios exorbitantes por parte de Avianca, en los cuales curiosamente era más económico ir a Miami que al interior del país.
En esta misma línea, también fue evidente el rechazo general de la ciudadanía a los bancos de Colombia, quienes recibieron grandes beneficios por parte del Estado con el fin de apalancar al pequeño y mediano empresario. No obstante, nada de esto sucedió, generando solo especulación accionaria y reparto de utilidades para sus socios, bajo la premisa de que no podían asumir ningún riesgo, así como ser entes privados.
Este mismo rechazo fue también hacia el gobierno nacional, quienes con sus pésimas medidas en materia de contención social y económica han dejado a cerca de 10 millones de colombianos a la deriva, incluyendo la clase media y pequeños empresarios, los cuales siguen pidiendo a gritos un auxilio diferente a tener que entrar en más deudas. ¿No es este acaso el momento, donde el gobierno nacional debe hacer su mayor esfuerzo en dar una mano?
Los tres casos tienen algo en común, y es que la falta de solidaridad y empatía en tiempo de crisis puede costar caro para una sociedad angustiada y preocupada, que tarde o temprano lo cobrara, donde las grandes compañías no desean perder nada, así como un gobierno que sigue beneficiando a sus patrocinadores de campaña en plena crisis. Ante este panorama, lo único que tiene la ciudadanía es la indignación y su organización social y comunitaria para hacer frente a las terribles consecuencias del Covid 19, es este el momento de hacer eco al famoso lema que dice: “Solo el pueblo salva al pueblo”.
Al respecto, esta semana lanzamos una propuesta de organización social para mitigar el hambre, la cual ya se comienza a ver en toda Colombia:
Organización social, popular y solidaria ante el coronavirus y el hambre
OTRAS COLUMNAS |
|
|
|