Columna de la semana

El costo de desechar lo público

Por: Pedro Ángel Quintero Tirado
Correo: Pangelquinteroab@gmail.com
 
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Los últimos indicadores del covid-19 que hemos visto en Colombia no son para nada alentadores, altas tasas de contagios y mortalidad, así como un colapso de los sistemas de salud pública, muestra como la pandemia sigue su curso causando muerte y dolor, pero además, cambiando las prioridades de un mundo que suele vivir en una burbuja antropocéntrica, competitiva, egoísta, individualista y depredadora, y si aún lo dudamos, las más de 50.000 muertes en Colombia nos los recordaran por siempre.

Pero, además, lo más grave es ver la poca respuesta de la sociedad en conjunto ante está catástrofe, lo cual nos ha demostrado que la organización social, económica y política de la cual nos preciábamos y enorgullecíamos, no ha sido suficiente ante la magnitud de la crisis que ha tocado a todas y todos en Colombia.

Un ejemplo de esta crítica está actualmente en el acceso a las llamadas vacunas, que lastimosamente se ha convertido en un tema de geopolítica, y que a la vez muestra las consecuencias de no pensar en la ciencia y en la tecnología como base de una sociedad dejándole esto al mercado, y destruyendo cualquier sistema público al verse como "ineficiente". Los escándalos alrededor de las negociaciones de nuestro país con estas vacunas, las cuales concentran en el mundo unos pocos, nos ha mostrado el mal manejo de la pandemia, y la incertidumbre sobre el verdadero acceso a ella.

Pero también el desmantelamiento de la educación pública y de los sistemas de salud, que hoy están en manos de las castas políticas de cada departamento como sus cajas menores, así como la desidia de un país que aún no supera el conflicto armado, son algunas de las causas de esos 50.000 muertos que pasaran a la historia de la infamia. Hoy es claro que el país requiere cambios urgentes a futuro.

Por ahora, el costo de desechar lo público, de no fortalecer la investigación, educación y los sistemas de salud pública, además de seguir permitiendo el centralismo y la corrupción, nos está saliendo muy caro. Es hora de pensar todo lo que nos ha pasado en este periodo de la humanidad, en especial en Colombia, para pensar si el actual rumbo del país es el que queremos a futuro.

 

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