Columna de la semana

El trabajo en tiempo de coronavirus

Por: Pedro Ángel Quintero Tirado
Correo: Pangelquinteroab@gmail.com
 
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Popayán, una de las ciudades más católicas y religiosas de Colombia por tradición, aún se lamenta porque por primera vez en su historia, en más de 400 años, no tendrá las famosas procesiones de la semana mayor. Así mismo, en Cartagena y Santa Marta también está el mismo lamento al no tener los miles de turistas que abarrotaban sus playas y sitios turísticos por estas épocas. La hecatombe que está causando el coronavirus en las costumbres y la economía colombiana, apenas ha comenzado.

Esta perspectiva se hace aún más evidente, con los más de 17 millones de desempleados que al día de hoy tiene Estados Unidos por cuenta de la pandemia, cifras que irán en aumento a medida que pasen los días, lo cual también se replicara en Colombia. Nada se salvará trastocando todo lo que se tenía planeado y construido como sociedad, y si no se cree esto, solo basta con ver lo que actualmente vive Italia y España. La sociedad ha sido alterada de una forma donde todo puede comenzar a replantearse.

Entre ello estaría la cuestión del trabajo, ya que, con el constante número de desempleados se ha colocado en riesgo la subsistencia de millones de personas en el planeta. En este sentido se hacen vigentes las tesis de André Gorz, quien coloco en discusión el espinoso tema sobre el fin del trabajo debido a procesos de automatización y avances de la ciencia, planteando la necesidad de la temida para muchos, y ahora solicitada por casi todos en tiempos de pandemia, “renta básica”. Así mismo, también sería interesante poner sobre la mesa los planteamientos dados por Hannah Arendt para una nueva sociedad, donde conceptos como labor, trabajo y acción son deconstruidos, buscando el verdadero sentido de la vida y la humanidad.

Esto sería paradójico para muchos, ya que lo que parecía solo una simple utopía para la sociedad misma, hoy es reconsiderado como un alivio ante la caótica situación que vivimos. Sin embargo, más que esto, es una realidad que se debe analizar con detenimiento, donde después de la denominada sociedad salarial lograda en los “años maravillosos del capitalismo”, como los describió Castel, la humanidad no ha podido encontrar mecanismos de integración social que superen la pobreza y la desigualdad social, la cual solo tiende a aumentar. Y más aún, en nuestros países latinoamericanos donde las teorías económicas que se asientan, no han tenido impactos reales en el mejoramiento de la calidad de vida.

La pandemia está acelerando estas inequidades que ya sabemos, y de seguir sus efectos conllevará al colapso de las estructuras sociales vigentes, lo cual hará tener un panorama desolador con los millones de desempleados en el mundo, y en Colombia igualmente. Pero también será la oportunidad de replantear otra sociedad, de unir lo económico con lo social y político como lo afirmaba Polanyi. Este será el momento de plantear sociedades colectivas, de redimensionar el significado del trabajo y el papel de las empresas, así mismo, de formar y generar otra economía donde todos los seres vivos sean el eje, y no solamente la tasa de ganancia como lo es actualmente. También está la oportunidad de potenciar una nueva organización social desde lo cooperativo y lo asociativo, y de democratizar realmente el conocimiento con acceso para todas y todos. Replantear la sociedad es más que necesario, el reto está servido, nada será igual.

 

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