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Las imágenes del fin de semana pasado en Colombia no dan dudas a que asistimos a uno de los días más gloriosos de nuestra corta historia en Colombia, esto al mostrar a un joven nacido en Zipaquirá llamado Egan Bernal ganar nada más y nada menos que un Tour de Francia, emocionando a el conjunto de toda la heterogénea sociedad colombiana sin importar su condición economía, política o social, algo que no suele ocurrir muy a menudo.
Por otra parte, la semana pasada también se daba un hecho inédito en Colombia, específicamente donde Luis Eladio Pérez, quien estuvo secuestrado por las Farc durante más de 6 años, increíblemente daba pie a uno de los actos más memorables en la historia de Colombia, aceptando el apoyo a su aspiración política del nuevo partido de las FARC después de su desmovilización, quien más que el para hablar de la violencia y apostarle a la reconciliación en nuestro país.
Para Colombia estos dos relevantes sucesos son triunfos, porque demuestra por un lado que no es necesario tener esos ídolos de muerte y narcotráfico, o de seres llenos de armas (provengan de cualquier parte) para ser el ejemplo a seguir en niños y jóvenes de Colombia, y, por otro lado, se tienden puentes de encuentro en el país en medio de las diferencias, hacia la reconciliación y el poder encontramos juntos en un espacio sin violencia.
El reto será a partir de este nuevo capítulo en a la historia de Colombia, entender cómo podemos generar mecanismos para que estos hechos gloriosos se repliquen en toda la sociedad colombiana, no solo en Boyacá o Nariño, sino en cada rincón de Colombia, en especial en los territorios tanto rurales y urbanos que sufren con la violencia.
Sea el momento de que tanto los gobiernos nacionales, como las comunidades organizadas promuevan el deporte como forma de encuentro en la sociedad colombiana, y también las formas de reconciliación hacia una era de paz tal como lo hizo Nelson Mandela, o el mismo jugador de fútbol Drogba en sus respectivos países. Colombia merece vivir una época donde se respete el derecho a la vida de todos y se pueda soñar en más momentos gloriosos, como los que brindo Egan Bernal el fin de semana.
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