Las impactantes y dantescas imágenes acontecidas en días pasados en el municipio de Chía- Cundinamarca, dónde el ciclista José Antonio Duarte fue embestido con toda la sevicia por parte de un conductor, causándole la muerte casi inmediata, y además huyendo del lugar, es el reflejo de los constantes peligros que viven quienes han optado por un estilo de la vida realmente sustentable para la humanidad.
Estos hechos tan lamentables se dan paradójicamente en un país donde sus verdaderas glorias deportivas las ha dado el ciclismo, ya que a través de este deporte algunos héroes han logrado unir a la peculiar y multicultural Colombia. Personajes como Egan Bernal, Mariana Pajón, el querido Nairo Quintana, entre otros; han sido los que montados en una bicicleta han hecho sentir y florecer ese patriotismo extraño y raro, del cual muchas veces reclama la sociedad colombiana. Pero además de esto, en plena pandemia ha quedado algo claro, y es que el coronavirus afecta en mayor medida a quienes no tienen una actividad física constante, cuestión que podría cambiar favorablemente si apostamos por la promoción de la bicicleta a gran escala en todos los rincones de Colombia, y como si fuese poco, este es el transporte con menor riesgo de contagio ante el covid-19.
Con estos antecedentes queda claro que es hora de avanzar realmente en la seguridad de los ciclistas, y esto debe hacerse sin rodeos y de frente asumiendo que de por medio hay vidas humanas en juego. Este es el momento de que todas las ciudades de Colombia tengan sus sistemas de ciclorutas obligatorias, pero también estas deben llevarse a las vías nacionales, lo cual permita conectar el país para cualquier ciclista, y la vez brindar espacios de entrenamiento seguro.
José solo soñaba y admiraba a esos grandes héroes que han brillado por sus gestas, y también apostaba a mejorar su salud sabiendo que ser ciclista urbano y nacional es el camino a construir otro mundo. Por él, y en homenaje a los cientos de ciclistas muertos en carreteras y nacionales, es hora de avanzar en un país inclusivo, dónde nuestros hijos puedan ir por toda Colombia en sus bicicletas sin que un delincuente los mate atropellados. Paz en su tumba querido José. OTRAS COLUMNAS |