Cómo se tenía previsto, el desempleo en Colombia sigue creciendo vertiginosamente hasta llegar a un 21,4% según el Dane, siendo la cifra más alta en toda la historia; además de esto, miles de pequeños emprendimientos, que son los que realmente sostienen la economía del país, cierran sin otra alternativa ante la grave crisis social y económica que se vive por cuenta de la pandemia, lo cual también acelera el actual modelo social y económico en el que prima lo individual sobre lo colectivo. Bucaramanga y todas las ciudades no son la excepción, miles de personas ven en riesgo la reproducción de sus vidas y el sostenimiento de sus familias, con un panorama que tiende en el futuro a colocarse aún más catastrófico.
Así mismo, como hemos venido insistiendo y señalando, queda evidenciado que la organización política, social y económica existente en Colombia tiene una incapacidad para afrontar estos tiempos de pandemia, ya que su estructura se basa en entendernos como seres individuales y lineales, lejos de los vitales procesos empáticos y solidarios que deben existir entre habitantes, naturaleza y animales, dificultando el accionar de toda la sociedad en contener estas graves consecuencias.
Todo esto amerita entender que, en este momento difícil, y único en la historia de la humanidad, se requiere de que todas y todos seamos parte de una nueva construcción social, política y económica, y desde lo inmediato. Esto solo será posible si aportamos voluntariamente nuestras capacidades, voluntades y conocimientos sin ningún interés, salvo amortiguar los sufrimientos en nuestros territorios, en especial en los barrios que vivimos, y los cuales poseen dinámicas de proximidad y solidaridad que se deben potenciar.
Son varias las dificultades sociales que se encuentran actualmente en nuestros territorios, desde adultos mayores que no tienen acceso a sus alimentos o medicamentos, hasta nuestros niños y jóvenes que pasan dificultades para poder continuar su educación por cuenta de la inequidad tecnológica actual. Ni que decir de las miles de familias que viven en una permanente angustia al no tener la cantidad de alimentos necesarios para sus integrantes. En el aspecto económico es aún más dramático, con cientos de desempleados deambulado por sus calles, y una economía popular que no logra integrase para potenciar la producción local y generar empleo.
Desde ya el llamado es a que seamos voluntarios en nuestros territorios, en especial en nuestros barrios, mediante la conformación y creación de comités de solidaridad social y económica con una pertenencia activa en ellos, ya que con una fuerza voluntaria organizada enfocada en ayudar a suplir las necesidades sociales que existen, como también formando acciones desde lo económico al potenciar la economía popular mediante la creación de circuitos productivos que integren lo local; se pueden dar las respuestas que se requieren como humanidad y a la vez generar nuevos procesos productivos dentro de los mismos territorio a partir de lo colectivo, es decir, lo social y lo económico junto, donde las nuevas sociabilidades generadas ayudaran a mermar la angustia presente. En estos tiempos de coronavirus es más que necesario que seamos voluntarios.
Posdata: En Bucaramanga se viene creando varias redes de solidaridad social y económica, si desea crear, participar o proponer alguna en su barrio haga click sobre el siguiente formulario:
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