Columna de la semana

Economía para la gente, no para unos pocos

Por: Pedro Ángel Quintero Tirado
Correo: Pangelquinteroab@gmail.com
 
              
 

Un verdadero debate se ha generado en Colombia por estos días con la divulgación de la cifra de crecimiento económico, el cual fue del 3,3 por ciento en el tercer trimestre del presente año según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), y de la cual se ha aferrado el gobierno nacional para destacarlo como el gran logro; esto a pesar de que la realidad y percepción de la gente es contraria a la euforia desatada, donde por ejemplo, el índice de confianza del consumidor siguen siendo altamente negativo, y el desempleo sigue consolidándose en el peligroso número de dos cifras. Sin embargo, también tenemos paradojas como el aumento del consumo nacional de hogares el cual creció en más del 4%, en gran parte gracias a la migración asentada en nuestro país, y también por la dolarización venezolana que está viviendo y comienza a demandar, en las fronteras específicamente, productos colombianos ante el desabastecimiento y desastre económico que vive el vecino país.

Pero entender estas cifras no es nada fácil para los colombianos, ya que los números lo pueden todo y que se hacen con ellos es lo más importante. Como explicar entonces el aumento de la angustia en gran parte de la población colombiana con respecto al futuro, el cual se manifiesta por ejemplo en el creciente temor por las altas cifras de desempleo. Para comenzar, si hay algo evidente es que se están derribando varios mitos que nos han hecho siempre creer algunos “economistas”, el primero es el mantra que nos hacen repetir de que el PIB es lo único que realmente importa en un país (la suma de todos lo que se produce), y donde solo sobre esta base se puede lograr el progreso; y la segunda cuestión es la famosa teoría del derrame la cual apunta a que cuando crece la economía con el PIB, crecerá todo lo demás; ambas afirmaciones son falsas. Las evidencias son contundentes de que esto no es así, que el desempleo sigue creciendo, la desigualdad económica y social aumentando, y se sigue concentrando aún más la riqueza en pocas manos, cuestiones que ya las había señalado el premio nobel Joseph E. Stiglitz, por ejemplo.

Pero en todo esto anteriormente mencionado, también surgen algunas cifras que no ha sido debatidas y que nos dan luces de lo que está pasando en Colombia, como por ejemplo el incremento de las utilidades de los bancos en más del 13%. mostrando lo que está generando la actual política económica y social colombiana, la cual favorece en mayor medida la concentración de la riqueza en unas pocas manos, o en algunas familias con nombre propio, en detrimento de las economías locales, de la pequeña y mediana empresa, y del ciudadano común de clase media que vive de su trabajo; y donde los expertos solo hablan de perseguir la eficacia y eficiencia de los procesos y mercados, pero sin hablar de que en la economía la gente debe estar gente adentro, y donde no solo son números o agentes de consumo, sino que son el real objetivo de la economía, el cual es y debe ser mejorar la calidad de vida de todos y todas, y no de unos pocos.

Este el momento de que si bien el gobierno nacional poco pareciera preocuparle esto, a pesar de su imagen negativa y las contundentes manifestaciones del 21 de noviembre, los nuevos alcaldes y gobernadores elegidos, así como las organizaciones y movimientos sociales, los trabajadores, entre otros; debemos concentrarnos en tomar medidas y entender este problema de la economía como parte de una construcción política y social que debe integrar realmente la población colombiana desde lo local, que comience a reducir las brechas e inequidades sociales que cada vez se ensanchan más.

Es por esto que el debate sobre el crecimiento económico debe hacerse con pinzas y mucho análisis, pero también debe tener un enfoque regional donde el objetivo debe ser fortalecer el pequeño y mediano productor en las economías locales mediante políticas publicas reales que no sean el famoso emprendedurismo solamente, insertando, por ejemplo, la economía social y solidaria como también la economía popular a los circuitos junto con el sector público y privado, y promoviendo un consumo local y político de lo nuestro que nos indique a quien compramos y a quién beneficia nuestro consumo. Donde además entendamos todos, que no puede seguir habiendo esta peligrosa concentración de la riqueza en unas pocas manos como se muestra hasta ahora, ya que esto explica el descontento de la población colombiana con sus angustias y su sentir, la cual se aleja de los bombos y platillos del gobierno nacional con sus indicadores llenos de eufemismos. Es importante esto, ya que la economía y los números deben cerrar con la gente adentro y no afuera como pasa hasta ahora. Estamos a tiempo de cambiar esto.

 

Posdata: La contundente marcha en Bucaramanga y Santander se dio por el descontento social de un presidente que no entiende que, a pesar de haber ganado, tiene que gobernar para todos y no para unos pocos; pero además, que no estamos dispuestos ceder un solo milímetro en la defensa del páramo de Santurbán.

 

 

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