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Por estos días varios sucesos se han posicionado en la agenda nacional y mundial con motivo del pasado día internacional de la mujer, más conocido como 8M, los cuales van desde las grandiosas e históricas manifestaciones de miles de mujeres realizadas en capitales como Buenos Aires, Madrid, París, entre otras; pasando por el escandaloso veto que felizmente no pudieron imponer los directivos del fútbol colombiano -todos hombres- a la liga profesional femenina en Colombia debido a la indignación nacional, hasta el valiente papel ejercido en el derecho de réplica por parte de una de ellas con el nuevo estatuto de oposición, con una brillantez excepcional que desmontó todos los argumentos dados por el presidente Duque en su ataque a la Paz de Colombia.
Antes estos avances, precarios aún, también es importante retomar el estudio que publicó la economista e investigadora Cecilia López al analizar la contribución del trabajo del hogar para la economía nacional, ya que se encontró que esta “economía del cuidado” equivale al 20 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo cual significa que el trabajo ejercido en su gran mayoría por las mujeres colombianas es invisibilizado por nuestra sociedad y no contabilizado en las famosas cuentas nacionales, sin embargo, este ha sido vital para la reproducción de nuestras vidas.
Es por ello que en este 2019 no hay mucho que celebrar ya que las estadísticas siguen mostrando que el 30 por ciento de ellas sigue sin autonomía económica, sin ser reconocidas, y ni que decir de los índices de feminicidio en Colombia donde según la Fiscalía General de la Nación 57 mujeres son atacadas cada día, es decir cada hora 2,3 mujeres en promedio, en Colombia. Mostrando un deterioro de los indicadores sociales de la mujer y su participación en a la sociedad colombiana.
Lo anterior muestra claramente que estamos ante un reto como sociedad, donde el movimiento feminista ha logrado poner en la palestra estas inequidades que como hombres no podemos ver al estar en una cultura patriarcal, al respecto al investigadora Laura Pérez subraya que “desde el Feminismo se ha intentado ir más allá y poner en evidencia no solo la estructura predatoria del modelo capitalista, sino su enfoque patriarcal, que no tiene ni conciencia, ni responsabilidad por la reproducción y cuidado de la vida, a la que amenaza constantemente”.
En este panorama los hombres sí que tenemos responsabilidades, una de ellas comienza con la descolonización de nuestros pensamientos, como lo propone Quijano, y el apoyo de sus luchas diarias colocándonos al servicio de estas; así mismo el rechazo a todo proceso social, político y económico donde no estén en igual proporción mujeres y hombres, ya que si bien el problema es más estructural, por algunas acciones podemos aportar y comenzar; mientras, ellas nos siguen mostrando que pueden dar otras formas de construir nuestras sociedades postdesarrollistas, en esta “crisis civilizatoria” que afrontamos. .
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