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Va finalizando un año frenético de reivindicaciones para toda Latinoamérica y Colombia, y en especial para la ciudad de Bucaramanga que no fue la excepción con las multitudinarias manifestaciones realizadas en favor del agua, y contra la explotación del Páramo de Santurbán que pretende la multinacional Minesa; o la histórica movilización del 21 de noviembre que congregó una multitud nunca antes vista en la ciudad bonita de rechazo a las políticas nacionales, las cuales muestran que vienen sucediendo cosas que deben ser analizadas y proyectadas.
Dado este grado de conciencia social y política que enorgullece, es lógico que desde lo local, también se exija un esfuerzo para que en los próximos 4 años de gobierno se tenga un diálogo permanente con las necesidades y reivindicaciones de los ciudadanos, el cual siga potenciando la organización y la exigencia de sus derechos, proponiendo además alternativas novedosas, creíbles y articuladas frente a los múltiples problemas que se presentan en la ciudad de Bucaramanga, entendiendo que somos un faro nacional, lo cual representa un reto mayor.
Por ello, al recordar la última encuesta de percepción ciudadana realizada por el programa Como Vamos hace un par de meses, se encontró que los problemas que más afectaban a las y los bumangueses eran cuestiones relacionadas con: empleo, seguridad y movilidad, faltaría añadirle el ecológico; y aunque son muchos más los tópicos, se puede comenzar con analizar estos puntos para buscar nuevas alternativas y propuestas ante los problemas que vienen ocurriendo, siendo evidente que en estas tres áreas queda en deuda el gobierno saliente, y si bien hay que reconocerle avances en diferentes temas, también son evidentes las falencias en varios frentes.
Por ejemplo, en el tema de seguridad se requiere abordar este no solo desde lo policivo y punitivo, sino también desde dinámicas socioeconómicas que pueden integrarse, reconociendo que se requiere de un rediseño de políticas y programas que tengan impactos reales, tanto en la integración de las comunidades, como también en poblaciones que son más propensas al delito –el desempleo en los jóvenes está en más del 18% siendo los más afectados y el que más contribuye a las cifras de delito, y donde la mayoría de los programas estatales no pasaron la prueba- que entiendan el trabajo en los territorios y no solo en las oficinas.
En cuanto al tema del empleo, las políticas y programas establecidos por el gobierno local no han tenido el impacto esperado a pesar de los nobles intentos, requiriéndose de que esta vez sí se asuma un rol preponderante, no solamente como mediador de trabajo o generador de sistemas de microcrédito como esta establecido actualmente, sino más allá de esto con un trabajo conjunto y real con los tres sectores económicos de la sociedad, es decir el sector público, privado y el sector popular (este último integra más del 50% de la economía en la ciudad y sigue siendo llamado peyorativamente “informal”) donde se generen políticas publicas específicas para cada uno, y se propenda por generar y potenciar las economías locales y barriales, en esta parte la economía social y solidaria puede dar una mano; e igualmente con un trabajo fuerte en el territorio y una adecuada articulación.
En cuanto a la movilidad, hay que decir que se avanzó en temas transcendentales como las ciclorutas, las cuales merecen ser aumentadas en el nuevo gobierno por toda la ciudad, sumado al establecimiento permanente y las 24 horas del sistema de bicicletas publicas. Sin embargo, se falló en convocar un verdadero diálogo con la ciudadanía que redujera la oposición y generará un mejor ambiente, como el caso de la UIS. Además de esto, no es descabellado seguir pensando en obras de infraestructura para sectores postergados como los teleféricos que se requieren en el sector del Norte, la Comuna 14, o el fallido proyecto hasta Chimita y el Aeropuerto de Bucaramanga, ya que hoy con la llamada Ruta de la Seda, la cual ha entrado a Colombia de la mano del gobierno de China, es posible llevar a cabo estas cuantiosas inversiones sin generar mayores costos para el municipio.
Finalmente, son varias las victorias del gobierno saliente, pero así mismo son los pendientes, quedando claro que se requiere de un diálogo permanente con ciudadanos, y con la necesidad de tener funcionarios públicos que deben estar en la calle, con los ciudadanos y en los barrios, con apuestas novedosas y articulando con los estamentos y sujetos ya establecidos; así mismo, otro reto mayor será integrar a los campesinos de la provincia de Soto Norte, por ejemplo, fortaleciendo los mercados campesinos de la ciudad con su producción, ya que junto con ellos se debe dar la lucha por el Páramo de Santurbán. Los retos que esperan a Bucaramanga son demasiados y en todos los frentes, y tal como lo ha repetido el alcalde entrante: “las soluciones no son individuales, sino colectivas”.
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