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Ha culminado una jornada electoral en Colombia, la cual realmente no solo fue a término local y regional sino que finalizó nacionalizándose y pateando el tablero, desde ya, para las próximas elecciones presidenciales en Colombia con las sorpresas electorales que se dieron en varios rincones del país, donde la ciudadanía ha comenzado a entender y asumir otras formas de hacer y ver la política, lejos de los sectarismos tradicionales, el clientelismo, la corrupción rampante, el nepotismo y las ansias guerreristas.
Podemos comenzar mirando un poco las elecciones locales, es decir Bucaramanga, donde la tremenda victoria dada por el candidato Juan Carlos Cárdenas a sus demás opositores (nunca antes vista y con la menor cantidad de plata realmente gastada), fue dada por su impulso con dos temas transcendentales como son: la defensa del páramo de Santurban y la lucha anticorrupción; constituyéndose así en unas causas que congregan a un nuevo sujeto político, y que a la vez demandan una acción conjunta donde caben todos los interesados posibles, pero con una dirección aún difusa, tal como lo explicaba Antonio Negri.
Por ello, a partir de este momento tanto la defensa del páramo de Santurbán, como también la lucha anticorrupción, son dos nuevos candidatos que estarán vigentes y activos durante estos 4 años para muchos de nosotros, y sobre esta base estará el reto no solo para Bucaramanga, sino además para Colombia en ser poder real en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales mediante el armado de un espectro amplio, plural y alternativo, que desde lo local acaba de propinarle una tremenda derrota a los actuales dirigentes nacionales.
Queda así plasmado un nuevo punto de partida de acción para la sociedad santandereana en donde aún sobreviven, aunque cada vez más debilitados, dirigentes y movimientos cuestionados. Pero donde además, Bucaramanga y Colombia están nutriéndose de los movimientos sudamericanos, como el caso de Ecuador y Chile, con ciudadanos que comienzan a exigir derechos, gobiernos competentes y transparentes; es decir un fortalecimiento del poder ciudadano libre.
Finalmente, en estas elecciones quedan algunos retos ineludibles que no dan espera, uno de ellos es combatir la tremenda injusticia social que sigue asentándose en todo el territorio local, regional y nacional, requiriéndose de políticas públicas acordes de fuerte impacto social, y donde los aportes desde la Economía Social y Solidaria, la Economía Circular, los derechos de la naturaleza, los territorios de paz y transformación social, entre otros; serán útiles para romper la nefasta hegemonía política actual, que se ha quedado corta ante las demandas sociales y ambientales, de un país llamado Colombia que comienza decir basta.
Posdata: La masacre que viven los pueblos indígenas de Colombia, bajo la complacencia estatal, debe ser rechazada unánimemente por todos los colombianos, y las instancias intencionales deben intervenir urgentemente.
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