Columna de la semana

Pensar y actuar colectivamente: la utopía de una nueva sociedad colombiana y santandereana

Por: Pedro Ángel Quintero Tirado
Correo: Pangelquinteroab@gmail.com
 
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Los aportes de Robert Castel referenciado a los países de la sociedad europea después de la postguerra, sociedades que siempre añoramos en nuestros países latinoamericanos durante cualquier conversación, fueron importantes porque lograron mostrarnos como a través de una nueva visión social construida sobre lo colectivo, se pudo levantar de sus ruinas a estos países, logrando formar una sociedad de individuos que adquirieron un estatuto de ciudadanía con derechos para todos, y donde el estado asumió un rol activo que permitió ser garantía de ello, surgiendo por ello el famoso estado de Bienestar.

Esto no es menor, porque muestra que esta sociedad entendió que el llamado individualismo metodológico – solo me importa lo mío y nada más- del cual hoy tanto nos hablan, no producía nada más que miseria, muerte y hambre. Es decir, entendieron que todos, absolutamente todos, debían ser parte de un conjunto donde los derechos no deben ser para una minoría, sino para un conjunto amplio de la sociedad; pero no desde la perspectiva de la caridad, sino de la dignidad humana y el trabajo propio.

Ahora bien, entendernos como un colectivo es lo más complicado que puede resultar para muchos de nosotros, es decir, comprender que lo que suceda al otro, tarde o temprano va a tener unas consecuencias sobre nosotros mismos, y que estas sean positivas o negativas dependerá de cuan integrada este la sociedad y que fines persigue. Siendo necesario que en Colombia se comience a pensar colectivamente en todos los aspectos, desde lo social, político, económico, ambiental, entre otros; pero desde el fin de proteger la vida misma, y los derechos de todas y todos.

Entender esto podría pacificar los territorios y generar nuevas dinámicas de encuentro en una sociedad tan diversa y multicultural como la colombiana, la cual pareciera no querer salir de la espiral de guerra y desigualdad que vivimos, y que genera todo lo que ya sabemos. Y esto solo es posible entendiendo que el estado debe tener un rol preponderante, no solo llevando fuerza pública y militarizando lugares como nos hacen creer los “expertos”, sino alejándose del modelo neoliberal que hoy se sigue imponiendo con más fuerza en nuestra región, hacia un verdadero estado social de derecho.

Por ello, lo fundamental debe ser pensar colectivamente y partir de ello plantear soluciones a los problemas a corto, mediano y largo plazo, pero con la gente adentro, y con derechos para todas y todos, lejos de la ridícula desigualdad social que seguimos viendo en Colombia y en las ciudades de nuestro país, una de ella Bucaramanga. Y ya que tanto añoramos esas ciudades europeas como Finlandia, Noruega, entre otros; podemos comenzar colectivizando nuestras sociedades mediante la implementación de un verdadero estado de bienestar, el cual riñe contra el modelo neoliberal vigente, solo así podremos hablar de una paz real y no utópica.

 

Posdata: las masacres en el Cauca y las muertes sistemáticas en toda Colombia siguen sin parar, una orgía sangrienta que solo puede ser frenada si los entes internacionales intervienen, y obligan a parar la impunidad con la que sigue actuando el gobierno; la salida del ministro de defensa es un buen augurio, pero no basta.

 

 

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