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El paro nacional sigue transcendiendo en cada rincón de Colombia, sumando el inconformismo de una sociedad hastiada de los malos manejos políticos, la corrupción, el nepotismo, la plutocracia y la injusticia social; y con una generación de jóvenes nunca antes vista (y con justa razón, el desempleo en esta población está por encima del 18%) impulsando la movilización de forma ingeniosa a la hora de hacerse escuchar; sin embargo, en un juego peligroso el gobierno nacional ha desestimado cualquier interlocución realmente valida, lejos de la sobreactuación que viene haciendo con el supuesto dialogo nacional, huyendo a apostarle a una construcción colectiva que busque reformas estructurales y no coyunturales.
Y si bien, la intensidad del paro probablemente en lo que queda de diciembre disminuirá, será debido a la particularidad que tiene esta época para las y los colombianos, cuestión que no sucederá con la indignación colectiva, la cual aumentará sumando sectores que cada vez se sienten más postergados y burlados. Por ello no será difícil visualizar un 2020 con mucha movilización, más poderosa y creativa, porque dada la ineficacia del gobierno nacional (con índices de desaprobación que superan el 70%) y la terquedad para escuchar, hacer y cumplir, no es mucho el margen que pueda tener.
Pero más allá de este difícil panorama nacional, le compete ahora a las principales capitales de Colombia comenzar a asumir un rol preponderante desde lo local con respecto a estas demandas, ya que no por menos fue en estos mismos tiempos donde se dio el batacazo y la tremenda derrota a la politiquería tradicional (incluyendo el partido gobernante), con contundentes triunfos de nuevas y nuevos mandatarios que lideran proyectos alternativos en ciudades como: Bogotá, Bucaramanga, Cali, Medellín, Cartagena, entre otros; resultados de una ciudadanía que confía en una nueva forma de hacer política.
La clave estará en entender lo que la ciudadana pide, y parte de eso podría estar en impulsar mesas locales de atención al paro nacional desde las mismas ciudades implementado soluciones, en la medida que sea posible, desde lo que se va a ejercer y ejecutar en los próximos 4 años en concordancia con las reivindicaciones planteadas. Las demandas de los 13 puntos pueden tener una atención desde lo local con un fuerte dialogo y rol del estado donde esten presentes todos los actores citadinos, rurales y regionales en temas tan sensibles como: el manejo de las finanzas públicas, la protección de los activos estatales y los bienes comunes, el control riguroso sobre las condiciones laborales de los trabajadores en sus respectivas ciudades, la verificación de la actuación policial y sus protocolos, el apoyo total al proceso de paz, la dignificación de los productores agropecuarios que surten de alimentos las ciudades, la implementación de la consulta contra la corrupción, la protección medioambiental, y la generación de programas y proyectos socioeconómicos de alto impacto para las y los jóvenes, entre otros.
La importancia esta en que desde esta perspectiva local, y probablemente si se quisiera una unión entre estos alcaldes alternativos elegidos, se puede enviar un mensaje contundente al gobierno nacional de que hay otra forma de hacer política, con la gente adentro y no a espaldas de ella, ya que en últimas somos una construcción social en permanente movimiento y con grandes diferencias, pero que como lo afirma el alcalde electo de Bucaramanga Juan Carlos Cárdenas, requiere pensar soluciones colectivas a los problemas desde los territorios. Confiamos aún en que el presidente Duque entienda que se está a tiempo de escuchar, dialogar y hacer, y dejar de querer beneficiar solo a unos pocos en detrimento de gran parte de la población, pero, mientras tanto se puede avanzar desde lo local respondiendo a la indignación colectiva existente
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