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Por estos días han pasado desapercibidas las declaraciones del propio ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, de que el Gobierno Nacional no tiene la certeza de las causas del constante desempleo –el cual ya esta en dos cifras- y de las medidas apropiadas para corregirlo, afirmando que sentaran a estudiar las causas asociadas a esto, sin la menor certeza de lo que realmente pasa.
Las declaraciones de los encargados de la política económica en Colombia dejan inquietantes interrogantes a un panorama que de por si se vislumbra bien complejo, ya que si bien la economía viene creciendo en términos de números - en el 2018 creció en un 2.7%- el empleo no lo hace a la par, mostrando un deterioro constante, donde la tasa de desempleo en el total de las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas del país fue del 10,7%.
El significado de lo anterior es que con la actual política económica queda en entredicho la famosa teoría del derrame como único mecanismo para lograr el bienestar de un país, es decir, si crecen las variables económicas como el PIB, por arrastre va a crecer el empleo. Nuestros “magos económicos” siguen sin tener en cuenta que la economía se hizo para mejorar las condiciones de sus habitantes, y no para seguir ayudando a la concentración de la riqueza en pocas manos, y por ende generar la brutal desigualdad que viene aconteciendo en Colombia.
Para cambiar este terrible panorama se debe entender primero que generar empleo es lo más complejo en una economía como la colombiana, la cual está plagada de Tratados de Libre Comercio, y la cual por sus relaciones carnales se ve afectada con lo que suceda en Estados Unidos, entendiendo que este último ha regresado al proteccionismo de su economía sin ruborizarse, dificultando cualquier medida por parte del gobierno nacional.
Lo único real ante esto, es que ya es hora de un cambio en la política económica que propenda por estimular y proteger la producción nacional, dándole apoyo y valor a las economías locales, y generando circuitos económicos asociativos inducidos por el estado, aquí las cooperativas y asociaciones pueden aportar enormemente, el cual si juega un rol preponderante. Mientras eso no suceda, seguiremos asistiendo a un juego de números que nos recuerda la tragedia que vivimos con el desempleo en Colombia.
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