La propuesta lanzada en días pasados por la Red Colombiana de Economía Social y solidaria, de la cual hago parte, para enfrentar la crisis del hambre que está generando el actual modelo desigual que quedo al desnudo, agravándose por la pandemia del coronavirus en la gran mayoría de habitantes; ha llevado a que se busquen mecanismos para repensar nuevas estrategias de supervivencia desde los mismos territorios.
En este sentido, un proceso que puede aportar a la construcción de un nuevo modelo social y económico desde los mismos barrios o territorios, es la Autogestión de los trabajadores. Este poderoso mecanismo está mostrando en muchas partes del mundo su efectividad en conocer las problemáticas reales, y en tomar acciones que mitiguen el hambre, así como en generar nuevos circuitos sociales y económicos, basados en la solidaridad, que beneficien a todas y todos.
La Autogestión no es un elemento perteneciente a la caridad, sino a la construcción social y política de una sociedad plural y democrática en todo su sentido, donde el aprendizaje y la acción es horizontal y sin patrón. Pero con una fuerte exigencia de todas las capacidades por parte de sus integrantes, ya que se solventa sobre el empoderamiento de los trabajadores con un nivel de consciencia que hace posible la vida, y el desarrollo en barrios y territorios.
Ahora bien, la Autogestión debe ser un elemento preponderante tanto en esta fase de mitigación del hambre y resistencia ante la pandemia, para posteriormente considerarse como nueva alternativa desde los mismos territorios en lo productivo, y en todas las dimensiones posibles que abarquen la educación, salud, entre otros; así como también la interlocución y la exigencia de derechos ante los gobiernos locales, regionales y nacionales potenciando la organización social.
Los verdaderos efectos sociales y económicos del coronavirus en los territorios aún no han comenzado, lo peor está por venir, en especial para la población vulnerable y pobre, ya que con el pasar de los meses las recesiones económicas se profundizarán y el impacto será mayor y dramático, lo cual solo podrá atenuarse desde la Autogestión, que además es parte elemental de la economía social y solidaria. Este es el momento para comenzar procesos autogestivos, sin patrón, sin jerarquías, y con la convicción inquebrantable que el pueblo todo lo puede cuando se lo propone.
|