El actual sistema económico en Colombia, y en gran parte del mundo, ha sido desarrollado buscando las llamadas economías de escala, las cuales en últimas tienen el objetivo de producir grandes cantidades para tener bajos precios debido a los procesos de estandarización. Sin embargo, la realidad es que han proliferado los monopolios y los oligopolios, quienes son los únicos en el país que pueden llevar a cabo este "beneficioso objetivo”.
A diferencia de estos últimos, durante la pandemia quienes han sido mayormente afectados son los pequeños emprendedores, las cooperativas, las pequeñas empresas, así como los trabajadores de la economía popular, los cuales no pueden alcanzar ninguna economía de escala, pero son los que realmente sostienen la mayor parte de las economías locales. Las ayudas recibidas por parte del gobierno nacional hacia estos sectores son más que paupérrimas, y solo los sectores concentrados de capital han sido los beneficiados.
Ante este panorama que sigue vendiendo un supuesto sistema perfecto, pero que ha reflejado realmente los problemas estructurales de la economía colombiana, además de evidenciar como en plena pandemia beneficia solo a unos pocos, se requiere tener la necesidad de comenzar a politizar lo que producimos y compramos desde una perspectiva social y solidaria. Esto es, integrando y generando circuitos económicos con estos sectores postergados, abandonados y poco apoyados donde este exista una conciencia real sobre cada proceso.
Estos circuitos económicos no deben ser vistos desde el nivel micro o macro, sino del nivel meso, es decir, de sectores con dinámicas similares e igualmente afectados, en los cuales los productores pueden unir voluntades, junto con consumidores conscientes que apuesten a la construcción de la otra economía. Saber cómo se produce, como se distribuye y como se consume dentro de los circuitos de la economía local es vital para superar la crisis enfocándonos, no hacia las economías de escala, sino de comercio justo, esto incluye los llamados precios justos.
Sin verdaderas ayudas del estado, solo queda la unión de gran parte de la sociedad que ha sido excluida, la cual puede promover nuevos espacios ante una economía concentrada, siendo necesario articular todos los sujetos; tanto a las organizaciones sociales y consumidores, como también a las pequeñas empresas, las cooperativas y organizaciones de la economía social y solidaria, junto con los trabajadores de la economía popular. El actual modelo económico en Colombia no puede seguir reproduciendo las desigualdades que ya estamos viendo.
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