La muerte del premio nobel alternativo Manfred Max-Neef entristece a todos nosotros, en especial a aquellos que luchan por generar “otra economía” donde su objetivo no sea el lucro desmedido que está llevando a la destrucción de nuestro planeta, sino el reconocimiento de que somos parte de un ecosistema que nos brinda la vida donde cabemos todos, y fue hacia este horizonte, que trabajó hasta el final de sus días este gran intelectual.
Al profesor lo conocí en la ciudad de Bucaramanga en una edición de la famosa feria del libro Ulibro, donde intercambiamos opiniones impactándome sus palabras, las cuales hacían énfasis en denunciar la terrible pobreza y exclusión que genera el actual sistema económico, como también la desigualdad que reina en países como el nuestro; factores que eran básicos y necesarios para una economía sin sentido, sin humanidad y en la que vivimos actualmente.
Percibí además que detestaba la parafernalia de las entrevistas y los tratos de superestrella, sin embargo, se esmeraba en sus disertaciones por hacernos entender que existen otras formas de vivir y relacionarnos, donde no es el deseo el que debe guiar a la humanidad, sino una gama de necesidades que nos involucran como seres humanos y van más allá de lo meramente material.
El legado intelectual que deja para la humanidad es invaluable, pero también compromete a todos los sujetos que construyen “otra economía,” incluyendo a las cooperativas, asociaciones y todo aquel o aquella que pertenezca a la Economía Social y Solidaria, que debemos tener un rol de lucha permanente contra la exclusión y la desigualdad. Estos eran los objetivos de Manfred Max-Neef, el cual afirmaba que teniendo presente lo anterior podemos hacer realidad la famosa utopía de que: “otro mundo si es posible”. |