Si algo ha quedado evidenciado ante el avance de la pandemia, es la poca efectividad de las medidas de contención estipuladas por los gobiernos en Colombia, lo cual se debe en gran parte a la construcción social que ha tenido la sociedad a través de procesos de individualización de la vida, dejando a un lado la colectivización de esta, que es la base para entender que lo que le ocurra al otro, tarde o temprano podrá ocurrirnos a todas y todos.
Además, una sociedad que no desarrolla fuertemente principios como la reciprocidad y la solidaridad, y no forma lazos locales a través de la empatía, no les es posible tener un alto grado de conciencia y de trabajo colectivo, factores que son fundamentales hoy en día para hacer frente a esta pandemia del coronavirus, del cual aún falta mucho por entender, y no solamente en la parte de salud, sino además en todas las dimensiones.
Por otra parte, los pequeños territorios como barrios y comunas han vuelto a tener un auge ante el declive de las amplias zonas citadinas y el riesgo de contagio que pueden dar estos sitios, centros de las ciudades y los llamados centros comerciales no son actualmente los sitios concurridos que eran antes de la pandemia; lo cual ha llevado a revalorizar los espacios de proximidad en los territorios locales, haciendo surgir todo tipo de iniciativas impensadas.
Ante este panorama, y entendiendo que la mejor forma de hacer frente a la pandemia es la colectivización de las sociedades, pero también que han surgido nuevas dinámicas espaciales haciendo posible una revalorización de los espacios locales por parte de su habitantes, se debe buscar desarrollar y convertir estos territorios en nuevos espacios de vida y solidaridad, lo cual será posible con una organización desde lo popular y solidario dando una respuesta real al avance de la Pandemia. Esta respuesta no será solamente en aspectos de salud, sino además en dimensiones como lo social, político, ambiental y económico.
Este es el momento de tener una política pública nacional y local que permita cooperativizar y colectivizar los barrios, y a la vez movilizar las capacidades de autogestión junto con todos los actores populares y sociales presentes en los territorios, lo cual se podría lograr a través del desarrollo de verdaderos planes de acción de tipo local que mitiguen la pandemia, potencien la economía popular e integren una visión más humana de nuestras sociedades.
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